

-IGLESIA Y CENTRO FAMILIAR-
Ministerio CTUE Pudahuel

Ministerio Adoración CTUE PUDAHUEL
"Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, JEHOVA puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros."
2 Cronica 20:22



¿Que es Alabanza?
Alabanza es la proclamación y declaración de los hecho poderosos de Dios expresados con júbilo, excitación, sonido música y distintas posturas del cuerpo, como aplaudir, dar gritos y danzar. Alabar es exaltar a Dios en una celebración brillante, luminosa, delirante, escandalosa, extravagante, con sonidos clamorosos, hasta el punto de hacer el ridículo; es estar dispuestos a lucir como quien ha perdido la cabeza o que no está en sus sentidos, como aquellos que han bebido mucho y han perdido la mente temporalmente. Como vemos, la definición de alabanza nada tiene que ver con la forma mecánica y monótona que encontramos en algunas iglesias, que no tienen la vida ni el gozo de Dios. Bíblicamente la alabanza es una celebración que rompe la materia y penetra el ambiente hostil.
Si queremos experimentar una adoración profunda necesitamos una alabanza vibrante. Sólo así veremos la gloria de Dios manifestada.
¿Que es Adoración?
Adorar, significa “besar inclinándose con reverencia”. Viene de la raíz hebrea shakjá que significa “postrarse”; da la idea de caer de rodillas para rendir homenaje a Dios, es un acto de reverencia y humillación. En el Nuevo Testamento, la palabra adoración equivale al término griego proskunéo que viene de pros que significa “hacia adelante” y kunéo que significa “besar”. Es decir, proskunéo “es besar la mano de un rey con una inclinación hacia adelante”; es postrarse con respeto y reverencia; es un beso que expresa un alto grado de sumisión y profunda reverencia, para humildemente suplicar a alguien que haga algo; sólo es comparable al perro que lame la mano de su amo en halagadora muestra de afecto (Mateo 15:25).
Entonces la adoración es una actitud interna de humildad, respeto y reverencia a Dios, demostrada con actos visibles, expresada a través del sacrificio desinteresado, sin anhelo alguno de recompensa. Muchas veces pensamos que la única diferencia entre alabanza y adoración es que la primera tiene un ritmo rápido y la segunda es algo más lenta, y eso no es así. La alabanza proclama las poderosas obras de Dios, mientras que adoración es rendirle reverencia con humildad de corazón por quién es Él.


La alabanza afirma las obras poderosas de Dios, la adoración afirma la persona de Dios.
Extracto del libro “Cómo Caminar en el Poder Sobrenatural de Dios” por Guillermo Maldonado
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la Escritura describe una postura del cuerpo para alabar y para adorar. No se trata tanto de lo que decimos sino de la actitud con que lo hacemos. Pero va más allá, porque no implica sólo una postura física, es una actitud del espíritu, el alma y el cuerpo. Algunas características de la postura corporal en la adoración son: inclinar el rostro, levantar los brazos, extender las manos, arrodillarse y postrarse, literalmente esto significa caer con el rostro al suelo, con el fin de reconocer nuestra total dependencia de Dios; es reconocer que en nuestras propias fuerzas, no podemos hacer nada; que sin Su gracia no somos nada.
Una vez que hemos dado gracias, que hemos alabado y adorado, la gloria de Dios desciende. Ésta es la señal de que la habitación, el trono donde Dios se sienta ha sido edificado.
Salmos 22:3. El principio esencial para fluir en lo sobrenatural es la alabanza, que es la traducción del hebreo tejilá que significa, “cántico nuevo del Espíritu del Señor, dado a nuestro espíritu”; es un himno de alegría que alaba los poderosos hechos de Dios.
La otra palabra, “habitas”, es la traducción del hebreo yasháb que significa morar, residir, establecerse, sentarse en un trono, tener una habitación para vivir permanentemente. Cuando leemos esto nos damos cuenta que Dios no quiere venir por una visitación sino que quiere venir a quedarse, a morar perpetuamente y gobernar en medio de un pueblo que se regocija por Sus victorias; pero esto debe ser provocado por acción de gracias, alabanza y adoración. Sólo cuando hemos edificado un trono con estos tres principios, Dios se manifiesta.
Una buena cantidad de creyentes piensa que orar es llevarle una lista de peticiones a Dios para que las conteste. Sin embargo, la verdad es que no hay acceso a Dios sin llegar en acción de gracias, sin alabarlo ni adorarlo. Ésta es una condición básica para entrar a Su presencia y recibir respuesta a nuestras oraciones. Cada una de estas tres involucra una manera de acercarse a Dios y nos relaciona con Él en aspectos diferentes. En la acción de gracias reconocemos la bondad de Dios, por medio de la alabanza reconocemos Su grandeza y Sus obras, y por medio de la adoración reconocemos Su santidad y gloria.
¿Qué es Acción de Gracias?
Salmos 100:4. La palabra de Dios nos enseña que debemos dar gracias siempre, en todo y por todo, y que nuestras peticiones deben ir acompañadas de acción de gracias. Hay quienes tratan de tener acceso a Dios usando vías diferentes, pero eso es imposible. La gratitud a Dios es clave para desatar el poder sobrenatural, porque edifica el trono para que Dios haga una habitación.
El mayor acto de adoración
El mayor acto de adoración descrito en la Biblia es postrarse en la presencia de Dios con la cara en el suelo.
Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:
Génesis 17:3
¿Cuánto tiempo debemos adorar?
Alaba, hasta que el espíritu de adoración venga, y adora hasta que la gloria de Dios venga.
¿Por qué muchas veces la presencia de Dios no se manifiesta?
Porque no hemos adorado lo suficiente, porque hemos cantado las mismas canciones de siempre, porque no hemos edificado Su trono, o porque hemos asumido una actitud incorrecta ante Su presencia. Cuando edificamos el trono de Dios, Satanás no puede permanecer en medio de nosotros. Si usted no adora correctamente, podrá tener un buen servicio pero no tendrá la gloria de Dios.
Veamos ahora una serie de conceptos acerca de la alabanza y la adoración y cómo se conectan con el fluir del poder sobrenatural:
A. La alabanza y la adoración provocan que Dios se revele a Sí mismo.
Isaías 6:3-4. Si usted adora con todo su corazón puede hacer que Dios se le revele como lo hizo a través de las Escrituras. En el versículo anterior, cuando se adoró Su santidad Él reveló Su gloria. Muchos de nosotros no llegamos a la iglesia a la hora de la adoración, sino que llegamos más tarde porque nos creemos tan espirituales que creemos que adorar no es necesario y sólo aparecemos para oír la Palabra. ¿Cómo Dios le va a hablar si primero no le adora?
La adoración desata los sellos de revelación, entonces cuando la adoración no está llegando a Dios no puede haber revelación, o cuando la medida de adoración no es la correcta, el profeta sólo puede profetizar hasta esa medida, y los milagros creativos no sucederán. Ésta es una de las razones por las que la Biblia dice que la Palabra es como un martillo. En algunos lugares la atmósfera está tan dura que tenemos que golpear. Y la atmósfera está dura por falta de adoración o porque hay una adoración incorrecta.
Dios se revela en la adoración; es decir, la verdadera adoración es evidencia de que Dios se está manifestando. Nosotros no conocemos la adoración fuera de Dios porque fue Él quien la dio a conocer. Cuando el hombre no adora, algo no funciona en su interior. Por otro lado, si no encuentra al Dios verdadero, el hombre desata esa pasión por adorar en otras cosas, todas ellas creadas, incluyendo ídolos y al mismo ser humano.
B. La adoración en espíritu y en verdad sucede cuando ya no estamos conscientes de nosotros mismos sino sólo de Dios.
Juan 4:24. La adoración es un mandato, y como tal, no depende de cómo nos sintamos. Hay líderes en las iglesias que se consideran tan importantes que siempre llegan al servicio después de la adoración. Esperan que el pueblo les prepare la atmósfera, tienen a todo el pueblo adorando pero ellos no lo hacen. Una adoración es completa y genuina cuando hemos excedido el límite de nosotros mismos y sólo estamos conscientes de Dios. Usted no adora a Dios mientras siga consciente de sí mismo y sus circunstancias. Si continúa pendiente de lo que otras personas piensan de usted, aún no está adorando. Si sigue pensando en las mismas cosas que ocupaban su mente antes de entrar al templo, aún no ha superado el límite de su humanidad; viene a ser como un ídolo delante de la presencia de Dios.
C. La adoración revela dónde está Dios: un lugar llamado “allí”.
Génesis 28:16. Si usted quiere saber dónde está Dios, siempre lo encontrará en medio de la adoración de su pueblo, en un lugar llamado allí. Por ejemplo, “Donde dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20); Jacob también encontró un lugar llamado allí. El desierto era ese allí donde Dios estaba con el pueblo de Israel. (Génesis 28:10-16). En el caso de Adán, el huerto del Edén era el allí. (Génesis 2). El Señor hace una cita divina con nosotros y pone el lugar. Cuando usted encuentra su allí con Dios, por medio de la adoración, comienza a ver lo que Él está haciendo y a oír lo que está diciendo.
Allí, es el lugar donde usted se encuentra con Dios, en medio de la adoración.
D. El nivel de ascenso en alabanza y adoración determina el tipo de milagros que ocurrirán en un servicio.
Si el ascenso en la alabanza y la adoración no es lo suficientemente alto, entonces puede que se sane alguien de un dolor de cabeza pero nadie de un cáncer terminal. Es verdad que hay servicios, en que el ascenso es mayor que en otros; sin embargo, si queremos la gloria de Dios tenemos que llevar la alabanza a otro nivel. Cuando usted alaba y adora a Dios pero su estilo de vida no está santificado, no puede ascender a Su presencia, porque tiene un peso que no lo deja subir. Todo aquello que no esté alineado con Dios será un peso para usted y no lo dejará elevarse en la adoración. La Biblia llama a eso pecado (Hebreos 12:1)
En el ámbito espiritual el pecado es considerado gravedad espiritual. Hay niveles de la presencia de Dios a los que una persona no podrá ascender, no importa cuánto brinque, salte, se arrastre, se postre o grite. Si no está preparada para dejar caer el peso de pecado no podrá ascender. Por eso es que en los servicios, hay quienes entran en la presencia de Dios más rápido que otros, y algunos nunca entran, por causa del peso de su pecado. Ningún servicio en la iglesia debe volver al punto de partida o al nivel de ascenso en que estuvo la vez anterior.
No podemos vivir de las glorias de ayer; cuanto más alto subamos más gloria se derramará.
Estaba predicando en Maracaibo, Venezuela, cuando un milagro me asombró por la persistencia de la persona. Había allí una mujer que había ido a los Estados Unidos a buscarme para que orara por ella porque Dios le había dicho que cuando lo hiciera, sería sana. Esa vez no me encontró porque yo estaba de vacaciones. Luego, fue a buscarme a TBN (Trinity Broadcasting Network), porque se enteró de que sería anfitrión del programa “¡Praise the Lord!”; pero tampoco pudo dar conmigo porque salí rápido. Entonces, le llegó la noticia de que yo iba para Maracaibo. Una noche, cenando en Maracaibo, ella llegó al restaurante donde estábamos;, en silla de ruedas y sin poder hablar a causa de la enfermedad, después de siete horas de viaje, pues no podía subir a un avión. Si el esposo la acompañaba y yo le dije a él que la llevara a la cruzada para que Dios la sanara. El cáncer había tomado su cerebro y su cuerpo. El esposo la llevó a la cruzada y cuando estábamos todos alabando a Dios, yo comencé a enseñar acerca de la alabanza y la adoración. Todavía no había orado por nadie, cuando, de repente, aquella mujer que había entrado en silla de ruedas se levantó y comenzó a caminar y a hablar normalmente. Todo el pueblo de Dios se metió en alabanza de adoración, Su gloria cayó, y la mujer fue sanada al instante.
Ése es el tipo de atmósfera que Dios está buscando en nuestras reuniones e iglesias. Esa misma atmósfera la podemos producir en nuestra casa. Cuando adoremos a Dios en espíritu y verdad recibiremos la sanidad, el milagro y todo lo que Él tiene listo para nosotros. Hay personas que han hecho de todo pero no han alabado ni han adorado a Dios. Si nada le ha funcionado, mi consejo es que alabe y alabe hasta que el espíritu de adoración venga y que adore y adore hasta que la gloria de Dios venga, sane su cuerpo y haga un milagro en su vida. Hay quienes tienen más conocimiento de su circunstancia o problema que de Jesús mismo.
E. El propósito principal de la adoración es la intimidad con el fin de producir vida.
Si su adoración no produce vida entonces está muerta. La adoración es una relación íntima como la que se da entre el hombre y la mujer. Mis hijos nacieron como resultado de la intimidad entre mi esposa y yo. No fue una casualidad, se planificó, y como resultado dos vidas nuevas fueron creadas. Así es la adoración. Si la adoración del creyente está basada en el amor a Dios, ¿por qué le tienen que decir que cante y levante las manos?
¿Qué predomina en la iglesia de Cristo? Lo almático. La adoración de hoy produce emociones en el alma pero no toca el espíritu. Como dijimos antes, la mayoría de canciones que entonamos, ya sean tradicionales o culturales, giran alrededor de nuestras necesidades terrenales. La adoración se convierte en idolatría cuando la necesidad viene a ser nuestro dios y lo terrenal nuestro ámbito. La adoración debe revelar la existencia de Dios no de la carne. Esta manera errónea de adorar a Dios tiene su base en el egoísmo del ser humano, aunque también se combina con la falta de conocimiento del Dios que se adora.
Nuestra adoración siempre estará de acuerdo con la revelación que tengamos de Dios. Usted no puede halagar a una persona que no conoce; sólo puede hacerlo con aquella que sí conoce, y cuanto más íntimamente la conozca, más detalles tendrán para agradarla. Por la misma razón, algunos no pueden alabar y adorar a Dios por mucho tiempo; se quedan sin palabras y sin ánimo, porque no saben a quién están adorando.
Hay quienes se enojan porque se dedica una hora a la alabanza y la adoración; creen que es una pérdida de tiempo o desorden. Pero si usted conoce realmente a Jesús y fija sus ojos en Él durante la adoración, llegará un momento en que se olvidará del tiempo, las circunstancias y hasta de su necesidad. Cuando usted se centre en Jesús, Él se entronará en su necesidad.
F. La alabanza y la adoración desatan la atmósfera de gloria y la presencia de Dios.
Cuando usted tiene intimidad con Dios da a luz Sus planes en la tierra. Si la alabanza sienta las bases o prepara el terreno para luego ascender en adoración y unirse con Él, no podemos cantar cuatro alabanzas muertas y pensar que vamos a entrar a Su presencia con cara de aburridos. Si somos adoradores en espíritu y en verdad, vamos a edificar ese trono y a construir la habitación para que Dios habite en nuestros tejilás o cánticos nuevos; para que sane al enfermo, haga milagros, transforme vidas y sea glorificado, al punto que nuestra alabanza produzca vida en cada persona que se siente en nuestros servicios.
5. Edificar de una Atmósfera Espiritual.
En mi experiencia, cada vez que voy a predicar y ministrar milagros y sanidades, lo hago desde la atmósfera que produce mi vida de oración y adoración, personal y corporativa en la iglesia. Dios siempre ha hablado desde la nube de Su gloria. De ahí la importancia de saber cómo edificar una atmósfera espiritual.
¿Qué es una atmósfera?
Una atmósfera es la capa de aire que rodea la tierra, o la capa gaseosa que rodea un cuerpo cualquiera. Es el ambiente que lo rodea. Una atmósfera espiritual es la nube de la presencia de Dios que nos rodea. Por ejemplo, cuando hace mucho frío en invierno, usted respira y puede ver cómo el aliento sale de su boca; puede ver la atmósfera que produce su aliento. La alabanza y la adoración producen el aliento de Dios en medio nuestro, y el aliento de Dios es vida. Tenemos que crear una atmósfera celestial para que los milagros, las sanidades y los prodigios ocurran, donde usted pueda ver lo que habla. A veces la gente está centrada en lugares donde su fe no puede trabajar. Si le sucede eso tiene que cambiar su atmósfera o ambiente. Cuando Jesús se alejó de Nazaret no lo hizo para probar ninguna teología, ni para demostrar que era el Hijo de Dios o el profeta de moda. Él se fue porque esa atmósfera no era la correcta.
Muchas personas están muriendo en un lugar donde no existe nada sobrenatural, donde no está ni la vida ni la presencia ni el poder de Dios, porque no se genera ninguna atmósfera divina. No hay oración ni hay intercesión; tampoco hay una alabanza y adoración suficientemente alta que edifique el tabernáculo para que Dios habite. Yo lo he vivido; por eso contraté músicos profesionales y llenos del Espíritu Santo, a tiempo completo, para enseñarles a manifestar la presencia de Dios y que puedan fluir conmigo. Hoy por hoy no sólo lo hacen en nuestra iglesia; sino que dondequiera que vamos ellos saben edificar una atmósfera de Su presencia y como resultado los milagros siempre ocurren.
Desde la perspectiva de Dios todo en la tierra está estancado debido a la caída del hombre. En el principio, el cielo y la tierra estaban juntos pero cuando el hombre pecó, hubo una separación, un distanciamiento. En este ámbito natural ya no está la gloria de Dios manifestada. La única manera de traerla es a través de nuestra alabanza y adoración. Entender esto nos lleva a saber que no podemos apurar la alabanza y la adoración en el servicio. Su duración dependerá del lugar. Si la atmósfera del lugar es dura tomará más tiempo edificar ese trono. Cuando no es tan dura se puede ir directo a la adoración.
Hay tres revelaciones importantes acerca de una atmósfera:
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Tenemos que percibir o discernir la atmósfera de un lugar.
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Tenemos que desatar y declarar lo que hay en la atmósfera.
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Debemos tomar y recibir lo que se desata de esa atmósfera.
En una oportunidad estaba en una cruzada en México, y cuando me entregaron la plataforma, percibí la atmósfera muy dura. Se podía sentir la sequedad; dicho sea de paso, ésa es la razón por la cual llevo mis músicos a las naciones. Así que comenzamos a alabar a Dios y después entramos en adoración; de repente, toda la atmósfera cambio. La gente que antes estaba dura y no levantaba las manos, en seguida que se manifestó la presencia de Dios, lloraba quebrantada. Muchas veces no sólo se trata de edificarla sino de discernir qué tipo de atmósfera es; si es para milagros, para sanidades, para liberación o para algo distinto. Cuando discernimos la atmósfera, el siguiente paso es declarar y hablar desde esa atmósfera, para que suceda lo que ésta trae. Todo lo que declaremos en ese momento, sucederá.
En el siguiente testimonio veamos cómo podemos discernir la atmósfera y cómo Dios obra milagros a Su voluntad:
Durante la misma reunión en México que comenté en el testimonio anterior, Dios me mostró que había entre los presentes mucha gente con problemas en los huesos. Así que hice ese llamado. En verdad había personas a quienes les faltaban huesos en alguna parte de su cuerpo. Muchos vinieron cojeando, con muletas y en silla de ruedas; otros vinieron con tornillos en sus huesos. Como la atmósfera estaba lista, declaré y desaté lo que había en esa atmósfera y empecé a orar por la gente. Oré específicamente por las condiciones que el Señor me había señalado. Discerní de qué atmósfera se trataba. Entre tanta gente que se sanó, estaba una mujer a quien sus amigos apodaban “la coja”, porque le faltaba una pulgada de hueso en la cadera y caminaba lentamente y balanceándose, además le faltaba una porción de músculo en la misma zona. ¡Dios se glorificó ese día! Llenó su cadera de músculo y le creó el hueso que faltaba. La mujer comenzó a saltar y caminar sin cojear, como si llevara prisa. No paraba de darle gracias al Señor. ¡Dios lo hizo una vez más!
Para resumir estos principios, recordemos que la acción de gracias sienta las bases para edificar el trono de alabanza y adoración donde Dios se sentará. La alabanza es proclamar los poderosos hechos de Dios y la adoración es declarar quién es Él, todo lo cual involucra una actitud del alma, el espíritu y el cuerpo. Así se edifica el trono para que Dios se siente y que Su atmósfera se manifieste, de modo que podamos declarar lo que Él está diciendo y haciendo en ese momento único.
Éstos son principios muy poderosos para fluir en el poder sobrenatural de Dios, que se generan desde el sacerdocio del altar y una mayordomía efectiva del poder y la unción de Dios. Pero hay otros que están relacionados con el pueblo que va a recibir los milagros.
Extracto del libro “Cómo Caminar en el Poder Sobrenatural de Dios” por Guillermo Maldonado